sábado, 14 de diciembre de 2013

El tiempo funciona sin pilas. Los trenes no esperan y se largan. Los capuchones de los bolígrafos se pierden. Las palabras son inversamente proporcionales a todo lo que queremos decir. La batería de los móviles siempre falla. Las miradas ya son sin compromisos. La música pierde interés por sus letras. Los zapatos se desgastan. Los sueños siempre llegan con retraso. El pasado te hace rebobinar tu vida. Los días martes y trece conspiran contra a ti. Los besos se agotan. La esperanza desespera. Las leyes se imponen sin venir a cuento. Los lunes son odiosos. Las luces se funden. Los sentimientos se confunden. Los semáforos siempre se ponen rojos si los miras. Las prisas te retrasan. Los momentos son instantes. Los perros ladran por que sí. Y los gatos son muy perros. Los malos son muy malos, y los buenos, no tan buenos.





De que me voy a quejar, si lo perdí es porque un día lo tuve. No, no cambiaría eso.Y si mi caída fue brutal, si me hice tanto daño, fue porque cuando me estrellé contra el suelo venía de muy arriba. De muy, muy arriba. ¿Pero sabes una cosa? Mientras sea él el que me suba tan arriba, volvería a dejarme caer tantas veces como fuese posible.